domingo, 4 de enero de 2015

BIGOTE DE CAFÉ



Por Elí Ramos García
-Los pensamientos son las palabras que no decimos porque tememos a que no sean las correctas o suenen tontas- Se dijo Dennis para sí mismo con tono sabio. Solía pensar cosas así cuando estaba aburrido, era por eso que las cenas familiares en el restaurant Las Cuatro Lauras a las que forzosamente tenía que acudir eran el momento perfecto para tener una lluvia de ideas mientras miraba su borroso reflejo en el caliente contenido de la taza de café que ordenaba siempre, a lo cual Candice le reprochaba con la misma frase:
-¡Venimos hasta aquí para no comer en casa y tu ordenas siempre una taza de café, algo que puedes tomar allá y gratis!
Exclamó Candice observando a Dennis dar un sorbo, que ignoraba por completo a su madre y se limitaba a mirar a través de la ventana, como una pareja se hundía en un gran “agasajo”. Dejó la taza de café de nuevo en su plato, y oyó una clase de susurro en forma de risita traviesa que, no tardo en descubrir, provenía de Ninf, quien lo miraba traviesamente, pues la espuma del café le había dejado un bigote por encima de sus labios. Ninf era la hermana menor de Dennis, que llevaba su eterno vestidito color menta con el horrible estampado de flor en el pecho. Candice, Ronald y Francis rieron.
-Esto es una estupidez- Pensó Dennis pasándose una servilleta para limpiar su bigote de café.
  -Deberías divertirte mas- Dijo Francis quitándose los audífonos de los oídos y enrollándolos para luego guardarlos en su bolsillo- verle lo divertido a todo.

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